Y empezaron los aplausos, pensando que con eso, teníamos solucionado el problema…
Ya empezamos a entender, que eso tan raro para nosotros que hacían los chinos un mes antes, no es una costumbre china, sino el resultado de nuevos miedos que no entienden de fronteras,
Y pasaron los días y la rutina de los aplausos, se convirtio en rutina….
Pero ahí seguíamos encerrados, en nuestras casa, en nuestros miedos, en nuestra ya rutina.